Una de las razones más habituales por las que visitamos al dentista es la de colocarnos algún implante dental.
Cuando la reconstrucción de una pieza no es posible y es necesaria su extracción, o cuando directamente hemos perdido una o varias piezas dentales, los implantes son una solución segura y duradera para sustituir nuestras piezas originales.
Debemos tener en cuenta que los implantes dentales no solo cumplen una función estética , sino que también son funcionales, colaborando a mantener una buena mordida y una buena salud bucal.
¿Qué tipos de implantes existen?
Actualmente, el de titanio es el más utilizado. Se trata de un metal de un color similar al acero, pero más ligero, fácilmente moldeable y de una extrema dureza. Es la elección ideal por su biocompatibilidad.
Por otro lado, también existe una opción no metálica: el implante de zirconio.
El zirconio es un material cerámico de gran dureza y resistencia. Su color blanco es muy similar al de las piezas dentales originales y tiene una extraordinaria durabilidad siempre que se mantengan unas condiciones de higiene óptimas. Estos implantes se utilizan en pacientes alérgicos al titanio o que quieren una extremada estética.